jueves, 15 de agosto de 2024

Clásicos ilustres de la novela negra (y cine) que no soportan el paso del tiempo. O si. La Huida

The Gateway, La Huida (1972) película de Sam Peckinpah, con Ali McGraw y Steve McQueen sobre una novela de Jim Thompson. ¿Que podía salir mal?
El mundo que reflejan las 29 narraciones extensas de Jim Thompson está poblado de perdedores, aprovechados, sociópatas y psicópatas; no hay otra moral que el propio beneficio. En La Huida, Doc McCoy es un encantador, amoral y calculador criminal que, tras salir de la cárcel, planifica el atraco a un banco de una pequeña ciudad de Texas junto con su esposa Carol y un peligroso psicópata, Rudy Torrento. Aunque el robo sale tal como lo habían planeado, la fuga hacia California para cruzar después la frontera mejicana se complica, ya que el matrimonio McCoy no sólo tiene a la policía pisándole los talones, sino también a un furioso y vengativo Torrento, a quien Doc cree haber asesinado inmediatamente después del atraco. Durante su odisea en busca de la libertad, Doc y Carol McCoy se encontrarán con numerosas dificultades, pero también con inestimables ayudas.
En esos años, Steve McQueen era el rey indiscutible del cool. De lo guay, marcando la moda, dictando tendencia con sus propias normas. Con estilo propio y diferente. Era tan cool que pasó de Dos hombres y un destino porque los productores no quisieron poner su nombre antes que el de Paul Newman. Aunque hay malpensados que apuntan a otro tipo de celos. Cada pareja de McQueen relató años después, alguna situación de violencia. Tal y como sucede en los dos formatos de La Huida. McQueen era tan chulo que, en pleno verano del amor, festival Hippie de 1967, en el Hollywood en el que se protestaba contra Vietnam y todo lo que oliese a derechas, él era un republicano convencido. Eso sí, era un borde, tanto como para que, conservador y todo, Richard Nixon lo incluyera en su lista de enemigos potenciales. En nuestros años 70 las imágenes de Steve McQueen en su fuga en moto en La gran evasión y el Ford Mustang GT Fastback del 68 botando por las calles de San Francisco en Bullit eran sinónimo de libertad y autenticidad aunque en ninguna de esas dos imágenes icónicas era realmente él, sino un doble, un especialista. Con la imagen que tenemos de McQueen sucede lo mismo que con sus imágenes cinematográficas más icónicas, es falsa. En ese año estábamos con Julio Iglesias, Nino Bravo y Camilo Sesto, mientras nos costaba escuchar al grupo America o a Neil Young.

1 comentario:

  1. Me ha gustado tu comentario pero la música aún más, me han venido muchos recuerdos Gracias

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