domingo, 25 de agosto de 2024

Un detective en Barcelona. Clásicos ilustres de la novela negra que no soportan el paso del tiempo. O si.

Manuel Vázquez Montalbán se licenció en Filosofía y Letras y estudió Periodismo. Condenado a tres años de prisión por sus actividades antifranquistas escribió su primer ensayo cuando estaba en la cárcel. Más tarde pertenecería al PSUC (la sucursal catalana del PCE). Al salir de la cárcel, Montalbán hace carrera periodística en la revista Triunfo, Siglo XX, Tele/Xprés, Por favor, El País, Avui, Interviú. Recibió premios y honores, Planeta en 1979, Nacional de Literatura Crítica de Narrativa Castellana, Nacional de las Letras Españolas… Fue autor de poemas, relatos, ensayos y especialmente novelas, en las que su otro yo, el detective Pepe Carvalho es protagonista. La serie se puede ver en RTVE Play.
Hay quien apunta que el personaje fue modelo para Andrea Camilleri, Petros Márkaris, Donna Leon o Jean-Claude Izzo. Cuando le decían que escribía “novela negra” él replicaba que no, que lo suyo era “novela sepia”, el color de las viejas fotografías de los álbumes familiares, de las postales de una ciudad, Barcelona pre y post olímpica sin proces ni gentrificación. De mirada universal que no glorifica su ombligo. Capaz de acoger a un argentino rumbero o a un andaluz nacido catalán.
Yo mate a Kennedy. Guardaespaldas de origen gallego que ha sido miembro del Partido Comunista de España y ahora lo es de la CIA. Nadie mejor que él para saber lo que hay detrás del magnicidio más sonado del siglo XX. Tatuaje. Un cuerpo de hombre joven desnudo sobre la arena, y en la piel, un tatuaje: «He nacido para revolucionar el infierno.» Se van descubriendo las pistas que conducen a la solución, pero también describe el entorno social y sentimental que ha hecho posible el crimen. La soledad del manager. Lo que parecía ser un ajuste de cuentas sexual se convierte en un ajuste de cuentas político que tiene como fondo la sociedad española a medio camino entre la muerte de Franco y el intento de consolidación democrática. Los mares del Sur. Un importante hombre de negocios aparece muerto a navajazos en un barrio extremo de la ciudad cuando desde hacía un año todo el mundo le suponía haciendo un viaje por la Polinesia. Asesinato en el Comité Central. En una reunión rutinaria del Comité Central del PCE aparece asesinado el secretario general. Sobre un Madrid sobrecogido por el crimen, se desarrollan los movimientos humanos, políticos, eróticos, gastronómicos de Carvalho en busca de la verdad. Los pájaros de Bangkok. Tres historias, dos de ellas situadas en Barcelona y la tercera en Tailandia. Aparentemente, Carvalho viaja a Bangkok para atender el SOS de una vieja amiga, pero puede ser que este huyendo de su mundo cotidiano, persiguiendo fantasmas, como el de una mujer asesinada con una botella de champán de marca desconocida, o el de su asesina, una mujer hecha a sí misma, una emprendora de un pueblo de Salamanca. Así hasta más de 20 novelas. Pero conviene no confundirse: “Yo no soy Carvalho”, decía su creador. “Carvalho es Carvalho y yo soy yo”. Aunque cuesta diferenciarlos: gastrónomos, desencantados de la ideología y quemadores de libros para encender la chimenea en cualquier dia del año. Carvalho sigue vivo de la mano de Carlos Zanon y MV Montalban murió en el aeropuerto de Bangkok.

jueves, 15 de agosto de 2024

Clásicos ilustres de la novela negra (y cine) que no soportan el paso del tiempo. O si. La Huida

The Gateway, La Huida (1972) película de Sam Peckinpah, con Ali McGraw y Steve McQueen sobre una novela de Jim Thompson. ¿Que podía salir mal?
El mundo que reflejan las 29 narraciones extensas de Jim Thompson está poblado de perdedores, aprovechados, sociópatas y psicópatas; no hay otra moral que el propio beneficio. En La Huida, Doc McCoy es un encantador, amoral y calculador criminal que, tras salir de la cárcel, planifica el atraco a un banco de una pequeña ciudad de Texas junto con su esposa Carol y un peligroso psicópata, Rudy Torrento. Aunque el robo sale tal como lo habían planeado, la fuga hacia California para cruzar después la frontera mejicana se complica, ya que el matrimonio McCoy no sólo tiene a la policía pisándole los talones, sino también a un furioso y vengativo Torrento, a quien Doc cree haber asesinado inmediatamente después del atraco. Durante su odisea en busca de la libertad, Doc y Carol McCoy se encontrarán con numerosas dificultades, pero también con inestimables ayudas.
En esos años, Steve McQueen era el rey indiscutible del cool. De lo guay, marcando la moda, dictando tendencia con sus propias normas. Con estilo propio y diferente. Era tan cool que pasó de Dos hombres y un destino porque los productores no quisieron poner su nombre antes que el de Paul Newman. Aunque hay malpensados que apuntan a otro tipo de celos. Cada pareja de McQueen relató años después, alguna situación de violencia. Tal y como sucede en los dos formatos de La Huida. McQueen era tan chulo que, en pleno verano del amor, festival Hippie de 1967, en el Hollywood en el que se protestaba contra Vietnam y todo lo que oliese a derechas, él era un republicano convencido. Eso sí, era un borde, tanto como para que, conservador y todo, Richard Nixon lo incluyera en su lista de enemigos potenciales. En nuestros años 70 las imágenes de Steve McQueen en su fuga en moto en La gran evasión y el Ford Mustang GT Fastback del 68 botando por las calles de San Francisco en Bullit eran sinónimo de libertad y autenticidad aunque en ninguna de esas dos imágenes icónicas era realmente él, sino un doble, un especialista. Con la imagen que tenemos de McQueen sucede lo mismo que con sus imágenes cinematográficas más icónicas, es falsa. En ese año estábamos con Julio Iglesias, Nino Bravo y Camilo Sesto, mientras nos costaba escuchar al grupo America o a Neil Young.

sábado, 3 de agosto de 2024

Cuando los choris encontraron la playa, la madera ya había llegado. Talco y bronce de Montero Glez

El poder de atracción del genero quinqui sigue sumando. Contrapunto al relato siempre armónico y libre de conflictos de la Transición en la convulsa España de principios de los ochenta.
El quinqui pasó a ser a la vez víctima y héroe resistente; sujeto para la condena y para el heroísmo. Pero siempre figura solitaria y terca de lo que no podía verse ni contarse en una España rumbo a Europa. ¿Qué ha tenido que pasar para que nos acordemos de él precisamente ahora? Hay que seguir poniendo entre paréntesis el discurso hegemónico de la Transición como un pacto modélico pilotado por el rey y las elites políticas. Da la impresión de que en los años 80 no pasó nada. Javier Cercas califica de «absurdo» el relato triunfalista de la Transición. Y el fenómeno quinqui es uno de sus peores borrones. Talco y bronce no sólo es una revisión literaria de algunos de los momentos más siniestros de nuestra historia reciente. Es, sobre todo, una historia de amor y venganza. Con el espíritu de la novela negra clásica y el irreductible estilo de Montero Glez, Talco y bronce es un homenaje al cine quinqui de la época escrito a ritmo de thriller. Recordatorio de Santiago Corella, El Nani, legendario delincuente, que adquirió cierta fama a partir de su evaporación en 1983. Su historia fue llevada al cine. Otros enfoques y misma tematica entre el documental y la ficcion de finales previsibles: Perros callejeros, El Vaquilla (JA de la Loma), Deprisa deprisa (Carlos Saura), El pico (Eloy de la Iglesia), Que he hecho yo...(Almodovar), El Lute (V. Aranda) o Las leyes de la frontera (Daniel Monzon). Con bandas sonoras de Chichos, Chunguitos, Manzanita, Lole y Manuel, Kiko Veneno... En 1996 la justicia española lo declaro fallecido tras llevar desaparecido más de diez años.