Benditos sean los muertos: apartheid y perdedoras

Malla Nunn (Swazilandia), es una escritora y guionista sudafricana. Fue clasificada como mestiza en aplicación de las Leyes afrikáners de segregación civil que catalogaban de manera legal a las personas según el color de piel y el origen étnico, estando prohibidas las relaciones sexuales y matrimoniales entre personas de diferente raza. Cuando pudo, su familia emigro a Australia. Se licenció en la Universidad Western y completó sus estudios en USA, escribió su primer guión, trabajó en varios rodajes y conoció a su marido, con quien se casó en Swazilandia en una ceremonia tradicional con una dote equivalente al precio de 16 vacas.

En su novela Benditos sean los muertos, el cadáver de Amahle, una chica zulú de 17 años, es descubierto en un monte entre la granja de dueños blancos donde trabajaba y el poblado de su padre (con sus cinco mujeres, hijas, hijos y parientes de diversa cercanía). El detective Cooper ejemplo de White Trash (escoria blanca) y su ayudante zulú, Shabalala, son enviados a investigar este horrible suceso que puede salpicar a la comunidad blanca. No tardan en descubrir que la vida de la chica se entrecruzaba con las de las comunidades negra y blanca de una forma alarmante. Estos policías, que aparecen en otras novelas de la autora, tienen que introducirse en los cerrados mundos de un clan zulú tradicional y de una comunidad agrícola blanca dividida, para buscar los secretos que dejó tras de sí y conseguir que se le haga justicia en el marco de una atmosfera irrespirable de racismo, machismo y supervivencia a toda costa. Con evidentes perdedoras.