La Pena Máxima, Santiago Roncagliolo

Quiroga fue el portero de la selección peruana en el mundial de Argentina de 1978. Vale. Pero como el mismo decía en una entrevista “vas a jugar en tu país [Argentina] a defender a tu país [Perú].” Se hizo peruano por necesidad mutua, Perú necesitaba un arquero y allí estaba el. Sometido a sospechas por que a su país de origen le hacia falta ganar por mas de 4 goles de diferencia al país al que el defendía para acceder a la final. Videla y Kissinger visitaron el vestuario peruano en el descanso del partido clave para culminar la estrategia de la Operación Cóndor: la lucha contra la subversión precisaba un momento cumbre con la victoria de Argentina en su copa del mundo. Un aleccionamiento y unos miles de dólares parece que contribuyeron a un resultado vergonzoso. Todo ello es el marco en el que se desarrolla La Pena Máxima, futbol y elecciones democráticas después de las dictaduras militares en una intriga protagonizada por un ayudante de fiscal que trabaja en los archivos.

13 Horas, Deon Meyer

Es una novela intensa, que te mantiene atento y preocupado por lo que le puede pasar de malo a una de las turistas norteamericanas que en Ciudad del Cabo de la Sudáfrica de 2008 se topan con las consecuencias del tráfico de personas. Con un estilo políticamente muy correcto, Deon Meyer sigue describiendo, ver El corazón del cazador o El pico del diablo, la coexistencia en la administración pública y en la policía, de blancos, zulúes, xhosas, mestizos… la peculiaridad de las cuotas por etnias en unas organizaciones publicas en las que se reproducen los elementos clásicos: estructuras jerárquicas, machismo, difícil comunicación entre niveles, competitividad, incompetencia y un toque de corrupción. Con un pasaje tremendo en el que el personaje central, como en una ensoñación, rememora como el alcohol abría sus sentidos cuando no podía soportar el síndrome de abstinencia.

Distrito 9 es una película de ciencia ficción en la que unos alienígenas están recluidos en un gueto militarizado de Johannesburgo, en el que sobreviven en situación extrema y con gran rechazo xenófobo por parte de los locales. Ni las autoridades, ni las naciones unidas tienen el más mínimo interés en su situación salvo una compañía privada que pretende explotar algo exclusivo de los segregados.